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Hace tres años nos dejaba Ero Borgogno

02 de septiembre de 2021 | Compartir en

FOTO FACEBOOK. Ero con un casco de los Bomberos Voluntarios de Pilar en el autódromo de Rafaela.

Aquel 2 de septiembre de 2018, los motores no enmudecieron, seguramente respondiendo a su última voluntad. Quizás, hayan sonado distinto, con un ronquido que se percibía como una extraña sensación. Mezcla de dolor y de angustia en un domingo de carreras diferente a los vividos en los últimos tiempos en el autódromo “Ciudad de Rafaela”.

En las primeras horas de la mañana, se había conocido la noticia menos esperada. Una intervención quirúrgica de alto riesgo, de la que no pudo recuperarse, apagó la vida de Ero Francisco Borgogno, cuando estaba internado en el Hospital Austral de Pilar.
Justamente, en una jornada que recibía en el “Templo de la Velocidad”, a la categoría de mayor relevancia de nuestra provincia, el Car Show Santafesino, ese laburante incansable, que con una voluntad conmovedora y aún inquebrantable a los 85 años, cerró para siempre sus ojos.

Habrán desfilado por su mente, en sus últimos días, todas las imágenes que se fueron acumulando a lo largo de una historia, que en varios momentos, tuve el privilegio de compartir. Como aquellos interminables viajes a Salta, Mendoza, San Juan y hasta El Pinar de Montevideo en la década del '70, para acompañar a la Mecánica Argentina Fórmula 1, que casi siempre nos permitían sumar anécdotas que seguíamos recordando en cada encuentro. Desde bastante tiempo antes de su partida y en su carácter de presidente honorario de la subcomisión de automovilismo, Ero soñaba con programar una serie de actividades para celebrar, en mayo de 2019, los cien años del Club Atlético de Rafaela como organizadora de competencias.

Cuando festejó sus 80 años, en el quincho del autódromo, fui distinguido con su invitación. Aquella noche, hablamos de todo. Y "Chispa" no se guardó nada.

FOTO FACEBOOK. El recordado dirigente con su esposa Lilian Báscolo y la Virgen de los Deportistas.

Rescató nombres, a la hora de citar a quienes le transmitieron sus experiencias como dirigentes. Habló del "ingeniero Juan R. Báscolo, el padre de su esposa; Ricardo Santi, Eduardo Ricotti, Bernardo Kuschnir, Egidio Bocco y Ricardo Tettamanti, dentro de una lista que podría extenderse considerablemente". Refiriéndose a su familia, sostuvo que "mi señora (Lilian Báscolo) es realmente una santa; mis hijos (Ricardo, Analía y Mili son maravillosos; y mis nietos, son los que me hacen sentir joven a esta altura de mi vida".

También reconoció que "tuve momentos de gran felicidad y otros de inmenso dolor, porque en una actividad de alto riesgo como el automovilismo se pierden muchos amigos, como una persona excepcional, el arquitecto Lucio Casarín, o el piloto Mario Massoy. Fueron golpes terribles, que ocurrieron en el autódromo, mi lugar en el mundo".

PARA CONOCERLO MEJOR

Ero fue identificado por su labor en el automovilismo, pero siendo joven, cuando llegó desde San Antonio para estudiar en el Colegio San José de Rafaela, su inclinación por el fútbol le abrió las puertas a otra institución local. "Algo que no muchos saben, es que jugué en las inferiores de Ben Hur, pero al poco tiempo ya estaba en Atlético, donde llegué a jugar algunos partidos en primera división", recordó.

Expresó, con una mueca de tristeza, que “mi gran amigo de la infancia y de la adolescencia fue mi hermano, Telmo, que lamentablemente falleció ahogado en un río de Córdoba; con el ”Bayo" compartimos momentos de gran felicidad, en una época que marca para siempre a las personas".

Su primera relación con el automovilismo se ubica en los años 60, "llevado de la mano por mi suegro, el ingeniero Báscolo (Juan Rafael), el mejor dirigente que conocí; lo digo por convicción, no por haber sido el padre de mi esposa" y agregó que "en esos tiempos me destinaron a cuidar puertas de diferentes ingresos, después fui encargado de boxes y cumplí otras funciones, hasta que en 1971 integré el Comité Ejecutivo que trabajó en la organización de las 300 Indy".

"En el 72 me designaron para asumir la presidencia de la Subcomisión de Automovilismo, cargo que ocupo hasta la actualidad, con una sola interrupción, cuando estuvo Yves Long, un gran amigo y un empresario que es un verdadero orgullo para la ciudad", señaló Ero.

Ero siguió disfrutando hasta sus últimos días en la institución del trabajo que realizó con la misma pasión de siempre. Una tarea que todos le reconocieron. Tanto que lo llevaron a expresar que “uno de los mejores regalos que recibí para mi cumpleaños fue el de Pablo Peón (presidente en ese momento del Súper TC2000), que después de saludarme me dijo ”ponele fecha a la carrera que vamos a disputar el año que viene en Rafaela... queremos volver para llenar el autódromo" y concluyó planteándose un desafío: "Antes de retirarme, quiero ver repavimentado el circuito... ese desafío es el que nos planteamos todos los dirigentes que hoy estamos asumiendo el compromiso de mantener bien arriba el prestigio de Atlético".