PRENSA WILLIAMS. Franco Colapinto fue noveno en la clasificación del Gran Premio de Azerbaiyán en las calles de Bakú.
Circuito desconocido para un piloto que disputaba su segundo Gran Premio en la máxima categoría. Demandante como pocos el callejero de Bakú, con una recta interminable y curvas estrechas donde los muros amenazan y no perdonan errores. En ese desafiante escenario, Franco Colapinto tuvo que rendir examen en un fin de semana frenético.
La historia no tuvo un buen comienzo para el argentino, que en la Práctica 1 impacto con su Williams contra una de las defensas, provocando daños importantes en el lateral izquierdo de su máquina. El trabajo de su equipo recuperó el auto y en el cierre de la actividad del viernes Franco terminó 14°, con un registro que lo invitaba a ilusionarse para la actividad del sábado, pero fundamentalmente, con un cambio de semblante en su rostro juvenil y de sonrisa luminosa.
El chico de 21 años, que un martes se bajó del Fórmula 2 en el que venía compitiendo para subirse un viernes, todo en la misma semana, ya había exhibido sus cualidades en su debut, cuando finalizó décimo segundo en el mítico autódromo de Monza, que recibió una vez más al tradicional Gran Premio de Italia.
Esta vez, en un trazado de más de 6.000 metros, el tercero más extenso del calendario, la vara estaba más alta para el joven bonaerense, que solo había tenido la oportunidad de "familiarse" con el circuito de Bakú utilizando uno de los simuladores que son muy valiosos para acortar el camino y no llegar tan "crudo" a una competencia que por la complejidad del trazado es una de las más exigentes de la temporada.
Azerbaiyán, una pequeña República localizada en región del Cáucaso, entre Asia Occidental y Europa Oriental, trascendió hace algún tiempo por ser la patria de Garry Kasparov, uno de los mejores ajedrecistas de la historia, que nació justamente en Bakú, su capital, que supo ganarse un lugar en el mapa de la Fórmula 1 a partir de la organización de su Gran Premio.
Colapinto, frente al tablero, realizó movimientos realmente magistrales para terminar pateando el tablero durante un sábado espectacular, en el que superando cada una de las instancias clasificatorias -Q1 y Q2- para acceder a la Q3, reservada para los 10 mejores, entre los 20 protagonistas.
La bandera argentina volvió a ocupar un lugar de privilegio, como no ocurría desde hace más de 42 años, cuando Carlos Reutemann había clasificado sexto en el Gran Premio de Brasil de 1982. Aquella vez, el "Lole", ya en el final de su excepcional campaña, lo había logrado, pero con una modalidad diferente.
Este sábado, Franco terminó noveno. Una posición soñada para un novato, que ya comenzó a escribir su propia historia en la Fórmula 1.