editorial

De aquellos cascotazos a una nueva polémica

22 de octubre de 2021 | Compartir en

ILUSTRACION DE OSCAR FUNES. El recordado Chevitú revolucionó al Turismo Carretera cuando debutó en 1964.

El propio Jorge Cupeiro me contó la historia, que seguramente muchos fanáticos la conocen, pero que merece recordarse en este tiempo, cuando se avecina el desembarco de una nueva marca en el Turismo Carretera.

En aquella entrevista que le realicé al “Gallego”, además de repasar sus tres victorias en las “500 Millas Argentinas”, abordamos un tema que durante un tiempo importante de la historia de nuestro automovilismo deportivo y particularmente de la categoría de mayor popularidad en estas tierras, sus protagonistas no la comentaban, salvo en sus círculos íntimos.

Estoy haciendo referencia a la aparición del Chevitú, el primer vehículo que revolucionó al TC cuando en el año 1964 intentó terminar con la hegemonía de las cupecitas, en manos de un piloto de excepción, que llegó a las cuatro ruedas luego de cumplir una notable trayectoria en el motociclismo.

El auto, un Chevrolet Nova importado desde los Estados Unidos en el año 1963, estuvo retenido durante algunos meses en la Aduana, hasta que salió a remate. ¿Quién lo compró?… un tal Gabino Puelles, casualmente, o no tanto, socio de José Froilán González, quien lo había traído desde el país del Norte.

Tras retirarlo, fue trasladado al taller de los hermanos Aldo y Reinaldo Bellavigna, quienes se encargaron de acondicionar el primer “compacto”, que debutaría el 12 de abril de 1964, con un abandono, en el autódromo de Buenos Aires.

Los aficionados se vieron tan sorprendidos como sus rivales. Más aún cuando en su segunda participación venía ganando en el mismo escenario, hasta que una pasada de largo en la horquilla le dejó el triunfo servido a Jorge Angel Penna y su popular “Empanada”.

La historia continuaría, pero es más lógico escucharla de primera mano. “Cuando empezamos a correr en la ruta, mucha gente nos tiraba cascotazos, hasta los mismos hinchas de Chevrolet, que no se sentían identificados con un auto diferente a los que estaban acostumbrados a ver en la categoría… nadie quería saber nada de progreso y ni hablar de pasar a retiro a las cupecitas”, recordó Cupeiro en aquel diálogo que mantuvimos en el espacio “Tiempo de Velocidad”, que se emitía por LT28 Radio Rafaela.

En otro momento destacó que “en la temporada 1965 ganamos nueve carreras, pero los hermanos Emiliozzi (Dante y Torcuato) se quedaron, finalmente, con su cuarto título seguido, con su Ford” y reconoció que “algunos problemas mecánicos nos impidieron alcanzar el campeonato”.

Ya en 1966 no alcanzó la misma performance y apenas consiguió una victoria, en tanto que con la aparición de los Torino, se produjo otro vuelco sustancial en el historial del Turismo Carretera, por el abrumador dominio ejercido por la marca que tuvo como responsable del equipo a Oreste Berta y como pilotos a los integrantes de la CGT, así llamada por las iniciales de sus apellidos: Eduardo José Copello, Héctor Luis Gradassi y Jorge Juan Ternengo.

En alguna oportunidad, se escuchó decir que “eran mirados como sapo de otro pozo”, cuando desembarcaron en el TC aquel lejano 26 de febrero de 1967, el día que “Pirín” ganó en el debut del equipo IKA en la “Vuelta de San Pedro”.

Fue la segunda gran transformación y provocó un nuevo cimbronazo, en tiempos que las cupecitas seguían resistiendo el avance tecnológico, pero con pocas chances de discutirle un título que fue para Copello, escoltado por Gradassi y con un cuarto lugar de Ternengo, repetidos ganadores con el producto nacido en la planta de Santa Isabel.

¿La historia se repetirá en 2022, con la ya anunciada incorporación de Toyota, que con su modelo Camry se sumará a las cuatro marcas legendarias que habitan el Turismo Carretera? Es prematuro aportar una definición precisa y contundente a esta altura de las circustancias. Sí, debe señalarse, que ya aparecieron, como era lógico suponer, los primeros síntomas de rechazo por parte de los “tradicionalistas”. También, merece rescatarse, hay voces de aprobación, que suscriben a manera de anticipo de lo que ocurrirá en el próximo ejercicio, aquellos que apuestan por el “progreso”.

Lo real y concreto es que en una de sus habituales reuniones de los días martes en su sede de calle Bogotá, en el barrio porteño de Caballito, los miembros de la comisión directiva de la ACTC le dieron vía libre al desembarco de la terminal japonesa, que será, como en su momento lo fueron el Chevitú y los Torino, la responsable de escribir un nuevo capítulo en la historia de la categoría más antigua del planeta.

Víctor Hugo Fux - Responsable de www.fierroscalientes.com.ar