Marc Márquez llega a su particular Narnia, su reino mágico que le trae tantos buenos recuerdos. El ocho veces campeón del mundo no podría elegir mejor lugar para volver a ganar un Gran Premio.

El piloto español ganó siete carreras de MotoGP en el Circuito de las Américas. Nadie descarta que el domingo logre la octava, en su primera incursión con la Ducati de Gresini en el trazado tejano.

Pero no es solo el circuito de Austin el que le trae buenos recuerdos, sino también los que se encuentran en California e Indiana. Claramente, a Marc Márquez le encantan las carreras de motos en Estados Unidos… y es fácil entender el porqué.

Hace once años, Márquez llegó a Texas con expectativas tan altas como las que tiene Pedro Acosta este fin de semana. Tras conquistar los títulos mundiales de 125cc y Moto2, su llegada a la categoría “reina” fue tan explosiva como pocas cosas que hayamos visto antes o después en los 75 años de carreras de Gran Premio.

Finalizó tercero, por detrás de las Yamaha de Valentino Rossi y Jorge Lorenzo, en la ronda inaugural de Qatar. Pocos días después, Márquez jugó sus cartas con su primera pole en MotoGP, antes de dominar a sus rivales en la carrera de 21 vueltas. Así comenzó su idilio con el Circuito de las Américas y posteriormente, con el país del Norte.

Han pasado 903 días desde que Márquez ganó un Gran Premio por última vez, pero muchos han esperado aún más. El siete veces campeón del mundo, Phil Read, fue el más paciente de la categoría “reina”. El campeón del mundo de 125, 250 y 500cc esperó la increíble cifra de 3.200 días entre su victoria en el Gran Premio del Ulster de 1964 y el Gran Premio de Alemania de 1973 en Hockenheim.

Andrea Dovizioso tuvo que esperar 2.653 días entre la victoria en Donington Park en 2009 y la de Sepang en 2016. Incluso, Valentino Rossi tuvo que esperar más que Márquez. Novecientos noventa y tres días separaron su victoria en Sepang en 2010 y la de Assen en 2013.